lunes, 27 de junio de 2011

La flor sobre la caja de madera

Desde aquel día he querido soñar contigo, no he podido, sólo veo la caja de madera y la pequeña flor que te dejé, el dolor no se disipará; alguien me dijo que se fragmenta que no se destruye, todo tiene un fin, pero no creo que tu fin se acabe ahí, sé que habrá un principio, sé que estarás con él, y andarás en plena paz, tranquila, porque era lo que les hacía falta a ambos.

La frialdad se avecina, algo me dice que esto es para crecer, para madurar, ya no quiero ser susceptible y romántica, ustedes fueron todo para mí, tú, mi Luz de Sol, mi Luz de Luna quedarás en los recuerdos, en la inmensidad de la nada, en la infinidad de mis memorias.

Aún no logro despejar la mente, me siento vacía, embrollada, la razón anda en forma de espiral, el llanto sube y baja, el suspiro me asfixia, no me deja en paz, aun así, algo me dice que todo saldrá bien, que pronto nos encontraremos, y volveré a frotar mi nariz junto a tu rostro lleno de pecas y ruborizado, es así como lo recuerdo.

Aquel día tomé una rosa, la mantuve apretada y apegada a mis manos, a mis labios, la mantuve para ti, sabía que tenía que ser para mi viejita querida, ese día fue eterno, no sé si quería que terminara, no quería dejar de verte, no quería entender lo que pasaba.

Tú estarás en mí como una célula, como un brillo que me mantendrá fuerte y serena, él te cuidará como siempre lo hizo, mis abuelos casi niños siempre estarán en mí.

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