( )Lo bello es siempre raro. Lo que no
es ligeramente deforme presenta un aspecto inservible.
lunes, 19 de octubre de 2009
Decadencia
Alguna vez dijiste “Tengo una obsesión
por las imágenes vulgares y grotescas”, creo que por eso me enamoré, me
perturbé, me encanté por las formas decadentes y desagradables.
domingo, 11 de octubre de 2009
Soy una loca encantadora
Han sido dos veces cuando él ha tocado a mi puerta, cuando él me
ha visto sollozar como niña.
El cuerpo se ha sentido caído, entorpecido, disperso,
como entumecido, tendrá que ver la anemia en esto o es que él sigue ahí.
Las contradicciones se apartan de mí, yo me aferro al
silencio de él.
La segunda ves que lo vi, estaba ahí,
sentado en el sofá, bebiendo de su licorera, con la mirada aturdida e
indiferente.
Era ridículo ese juego, lo sé, pelear, gritar, era un
monstruo asesinando mi cuerpo, mi espíritu, él bebía la sangre que escurría de
los dos cuerpos.
Incrédulo, me atrapabas entre tus garras, y no me
importaba, creí que juntos armaríamos algo, que inventaríamos el rojo ideal, un
aroma embriagador, y sólo fueron patrañas, mentiras, farsas.
Ahora después de esos momentos paradójicos, después
de las malas rachas y las caricias lascivas, puedo decir “gracias”, de él
aprendí que el gris es un color lustroso, el cual ya puedo revolver en el arco
iris de mis sueños, que en mis ojos ya no pueden haber lluvias catastróficas,
que las sonrisas las hay de muchas formas, que puedo volver a pintar, que puedo
inventar y coser el mantel bucólico que imagine cuando escuche un fragmento de
los babasónicos, un silencio entumeció mi cara, un suspiro creció en el tiempo,
el vació que tenía se llenó de fantasmas petulantes y soñadores.
El pensamiento desde entonces alerta mi
supervivencia, alimenta mis miedos y fracasos, he aprendido a estar sola.
Aún no olvido ese 25 de abril, él me dejo ir, dijo que volara y
desde entonces he volado de la forma más extraordinaria, mi cuerpo ha cambiado,
mi voz, mi mente.
Ha pasado mucho tiempo, ¡no diré gracias!
Después de tanto mi risa desvergonzada ya no se esconde ante su
presencia y su ausencia.
Yo clamé, rogué, me pasmé por un momento, lo imaginé con esos
grandes ojos, con la sonrisa rota y cruel.
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