jueves, 27 de octubre de 2011

Caminando con los ojos cerrados

Mis pasos tocan una tonada siniestra, me invitan a seguir la misma frecuencia que todos persiguen, es semejante el sonido, ¡que apabullante!, me deja irritada y feroz.
Cuando mis zapatos tocan el suelo son ellos los que me llevan, pareciera que mis ojos están ciegos, que mi cuerpo dormita sonámbulo, sin esperanza.