viernes, 12 de junio de 2009

Pequeñas fantasías

Me encuentro como tirando de hilos desde el cielo.
Volteo hacia arriba y veo muchas esferas de colores.
Presiono las cuerdas y me elevo.
Presiono mis ideas y me elevo.
Presiono mis manos que se encuentran entumidas por tanto esfuerzo, por tanto silencio.
Esferas multitudinarias, con matices explosivos, que ante mis ojos simulan un paraíso a la Lachapelle, un edén melancólico, lleno de miradas perdidas, excitadas, devastadas, disimulando frustración, congoja y excesos.
Todo a través de una personalidad hipócrita, banal y superficial.
No puedo quejarme, porque eso me atrae, me envuelve.

Es mi David, es él, quien atrae mi mente hacia sueños en donde el color y la imaginación me hacen creer que aún puedo divagar lúdicamente, aún puedo transitar por lo visual de sus imágenes.

Son imágenes superficiales de un mundo que jamás existirá, que jamás se verá, porque todo es armable, onírico y embellecedor, lo que se vive en la realidad es un escenario burdo, lleno de malas rachas y de pretextos para no poder estar en donde debemos estar, ¿en un sueño?