Añade a esta visión impecable de la verdad, auténtica dolencia en
ciertas circunstancias, una delicadeza exquisita de sentidos a la que
atormentaría una nota falsa, una finura de gusto a la que todo, excepto la
exacta proporción, sublevara, un amor insaciable a lo bello, que había
adquirido la potencia de pasión morbosa, no extrañará que para un hombre
semejante la vida llegará a ser un infierno y que haya terminado amando.
martes, 25 de noviembre de 2008
domingo, 23 de noviembre de 2008
Una bailarina sin sonrisa
Yo no bailo con el diablo, bailo con mi mente.
Los colores me
quiebran, sacuden mis pies, mi vestido se levanta con el suspiro de la música.
Suena atroz mente su voz.
Es inexorable aquel ser que no me deja entrar en su mundo. Es
inmundo el espacio en el que habita. Es taciturna mi voz que se desprende de
mis cuerdas bucales. Baila con ella, y desprende el leotardo con una sonrisa.
Baila con sus cabellos, y juega con los espejos del salón, con los
movimientos turbadores y desenfrenados que equilibran los pasos con las
merceditas rosadas y ya gastadas.
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