Me encanta su olor, huele como a pan de naranja a veces como a uva
verde, es maravilloso tenerlo conmigo, me siento protegida, contenta, dichosa,
es mi pedazo de felicidad que tengo que atender con recato porque es él quien
abrirá mis ojos para subir un día en lo más alto del conocimiento, espero
encontrar de nuevo su confianza y disfrutar lentamente en armonía, las risas
infantiles, los juegos graciosos, y las siestas de los sábados en la tarde que
me mantienen envuelta a él, segura y relajada por su aliento encantador.
No idealizaré más, prefiero vivir cada instante, para que en ese
momento delibere el vacío que no deja seguir volublemente.
Anda conciencia tú sabes que hiciste mal, las pesadillas no se
maquillan, sujeta su mano y pide perdón porque tal vez te despertarás un día
llorando, pero él estará abrazándote fuerte y diciendo ¿qué pasa?