Hoy por la mañana lo único que quería
hacer era caminar y observar a mi alrededor imaginando que sólo estaba ahí yo,
un poco confundida por la actitud de las personas, recorría las calles de un
vecindario de clase media alta.
En la calle no podía esquivar a las
personas por el bullicio de la ciudad, regresé a mi realidad y encontré a un
hombre de unos 40 años que pedía limosna, a varios jóvenes paseando a sus
mascotas, pero lo que más llamó mi atención fue una mujer y un hombre esperando
una grúa porque al parecer habían chocado.
Es ahí cuando vienen a mí las ideas, sin
hacer a un lado la creatividad disparatada que me caracteriza, -dicen algunos suelo
ser un poco fatalista-, entonces mi cabeza comienza a divagar, imagino que
la mujer y el hombre que esperan la grúa, se enamorarán perdidamente, que tal
vez el destino los ha unido para comenzar una historia de amor, de esas pocas
que se encuentran en está loca ciudad, como aquel día en que conocí a alguien
en la estación del metro Chabacano...