Hacía mucho que no exploraba, hacia mucho que no cavilaba de esa
forma, si me preguntan, cómo es qué aún no mato esa inocencia, yo respondo
“Matarla, para qué, si uno mismo puede ser asesino e inocente de su propio
deseo".
Jamás pondré de lado el que tú hayas estado ahí, viéndome y
susurrándome.
Compartí la voluptuosidad de mis manos, compartí la feminidad que
me dejo esclavizada y callada mucho tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario