Ambos gritan, se insultan, no dejan de reclamar, los niños escuchan, ya saben que papá se irá y que no será la última vez.
Ellos no entienden el daño que le hacen a los pequeños, esperemos que cuando estos crezcan no sufran los estragos de sus cotidianas discusiones.
Como si fuera la última vez es lo que escuchan a diario los pequeños, ya no entienden qué es real y qué es fantasía, ellos lo único que quieren es salir de ahí, cerrar los ojos y desaparecer en cuestión de segundos.
Los finales tal vez no son para todos...
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