Tiró de la sábana, la enrolló con fuerza, sedosa como la vena que
sujeta la artería, ella le ayudará a desaparecer, no tiene miedo de sufrir
algún cambio…
Después
de un rato se subió a la cama, y sujetó con fuerza la tela, la sujetó al
candelabro de la habitación, terminó de amarrarla y se quedó parada sobre la
nube blanca, pensando en él o ella, preguntándose, cómo será, alzó sus brazos y
enrolló la serpiente al cuello, estaba ansiosa, contó hasta tres y se aventó,
sintió caliente el cuerpo, la cabeza le explotaba, los intestinos le crujían,
la vista se le nublaba.
Parecía
un hada, parecía una bailarina, parecía la muerte flotando sobre su cama.